Parque Nacional Kaudulla
O cómo ser los más felices viendo elefantes en libertad- 9 noviembre, 2016
- Asia, Sri Lanka, Vuelta al Mundo
- Posted by Candela
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Esta es una historia de elefantes felices, de elefantes que campan a sus anchas y en libertad, como cuando eran los amos de la selva. ¡Eso en Sri Lanka sigue existiendo!
Siguiendo la ruta de las ciudades históricas del triángulo de oro llegamos a Polonnaruwa, que nos enamoró con sus elefantes salvajes, sus ruinas sin fin y un alojamiento sencillo con una comida casera que quita el hipo.
El bus desde Anuradhapura dura unas 2 horas y media y cuesta 150 rupias por persona (1€). Esa mañana nos lo tomamos con calma y salimos tras un buen desayuno srilankes. Llegamos al alojamiento que teníamos reservado y apenas cruzamos la puerta ya nos ofrecieron hacer un safari para ver elefantes en el Parque Nacional Kaudulla. Nos miramos con dudas porque no habíamos contrastado precios ni teníamos muy claro si era el mejor lugar, pero tras enseñarnos las fotos que habían hecho el día anterior se nos pusieron los dientes largos y decidimos aceptar sin pensarlo mucho más. Sin duda, la mejor decisión que podíamos tomar.

Apenas una hora después y tras un rápido almuerzo nos montamos en el jeep con otra pareja de españoles y nos encaminamos al parque. De primeras pensábamos que veríamos unos cuantos elefantes en libertad, pero no señores, ¡aquello fue un espectáculo digno de los mejores documentales de animalitos!

De primeras un macho aislado, después unos cuantos elefantes bebiendo y a partir de ahí a donde fuera que nos moviéramos más de 100 elefantes nos rodeaban campando a sus anchas. Ver minielefantes mamando o jugueteando entre las patas de las elefantas nos puso la piel de gallina, parecía imposible estar viviendo unos momentos tan íntimos casi en primera fila.
Por supuesto no estábamos solos y la imagen de los 20 jeeps restantes le quitaba encanto, pero ver cómo algunos elefantes mosqueones amenazaban con atacar a quienes osaran acercarse demasiado nos recordaba que éramos nosotros los intrusos, y no ellos.

Las tres horas que pasaron en el parque se nos pasaron volando: fotos, vídeos, suelta la cámara y disfruta del momento, mira qué cosa más tierna, no veas qué malaje tiene ese elefante, creo que se me han saltado las lagrimas de felicidad…
Fue nuestro primer safari y nunca lo olvidaremos. Así creemos que deben ser vistos siempre los animales: relajados, pasando de ti y enseñándote el trasero si quieren, que para eso están en su casa. Nada de cadenas, espectáculos circenses o jaulas que corten alas.
2 Comments
Fotones chicos!
¡Gracias, Miguel! La verdad es que los Parques Nacionales de Sri Lanka lo ponen fácil 🙂