El castillo blanco de Himeji
Una parada imprescindible en tu viaje a Japón- 9 julio, 2017
- Asia, Japón
- Posted by Candela
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Himeji sería una ciudad por la que pasar sin pena ni gloria si no preservara como oro en paño el castillo más bonito de todo Japón: «el Castillo de la Garza Blanca».
Su belleza imponente, su blanco nuclear y sus 7 plantas hacen del castillo de Himeji un imprescindible de tu paso por el país nipón aunque tengas pocos días para disfrutar del país del sol naciente, nosotros lo teníamos claro y lo incluimos en nuestro viaje de un mes por Japón.
El castillo de Himeji
Construido a mediados del siglo XIV a base de madera y recubierto por yeso, es considerado una obra maestra de la arquitectura de castillos japoneses. Pese a sus múltiples restauraciones ha mantenido su estructura original y, a día de hoy, sigue siendo el edificio de madera más alto de Japón.
Patrimonio de la Humanidad, Tesoro Nacional, Patrimonio Mundial Cultural… galardones no le faltan al castillo de la Garza Blanca, o Hakuro-jo, como también es conocido por su “semejanza” a una garza a punto de emprender el vuelo.
Pero lo que de verdad transmite el castillo de Himeji es la sensación de estar en plena Edad Media, con su señor feudal en lo alto de la torre de homenaje, observando sus vastas tierras que se pierden en el horizonte mientras sus guerreros samurais despliegan sus artes militares para defenderle.
Símbolo de la autoridad y el poder del señor feudal, este edificio de 6 plantas en superficie y una en el sótano es un ejemplo de fuerza, inteligencia y estrategia. Enormes puertas lacadas, fosos disuasorios, tejas con signos cristianos, muros con pendiente de abanico para evitar que el enemigo los trepase… La Garza Blanca es la mezcla perfecta entre belleza y pericia marcial.

Aspilleras y ventanas
Buena muestra del carácter defensivo del castillo son la multitud de aspilleras que encontramos por todo el edificio. Flechas, balas, aceite caliente, piedras… cualquier “cosa” valía para defenderse de los atacantes. Incluso las ventanas, adornadas con espesas celosías y rematadas con hojas doradas, estaban diseñadas para la protección ante los proyectiles enemigos.

Historias y leyendas
Como no podía ser de otra manera, el castillo de Himeji está impregnado de magia y romanticismo.
Durante la Segunda Guerra Mundial fue bombardeado en varias ocasiones pero las bombas nunca llegaron a explotar. La ciudad alrededor fue masacrada pero el castillo se erigió como símbolo de la resistencia nipona.
Siglos antes, durante su construcción, todo el pueblo quiso ayudar a la fortificación del castillo y hasta una pobre anciana donó su piedra de molino, base de su sustento, como símbolo de entrega a su señor. Esta piedra se puede ver aún hoy en en una de las torres laterales.

Y por último, la historia de amor y entrega de la princesa Senhime, quien pasó gran parte de su vida en la Torre de los Cosméticos, primero locamente enamorada de su marido y posteriormente llorando su pérdida.
A nosotros se nos pasó la visita volando y salimos encantados de nuestro primer castillo japonés. El castillo de Himeji es, sin duda, una parada inevitable de camino a otro imprescindible: Hiroshima.

Jardines Koko-en
A unos metros del castillo de Himeji se encuentran los jardines Koko-en. Construidos en 1992, reproduce los clásicos jardines de la época Edo y es un lugar agradable para pasear y tomar un té con vistas en su casa de ceremonias (dulce y té 500¥). Si vas con el tiempo justo, es totalmente prescindible.
