Zanzibar por libre: Jambiani y sus cultivos de algas
Playas ideales, desarrollo local y almuerzo con vistas- 3 abril, 2019
- Tanzania
- Posted by Candela
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Segunda parada de nuestro viaje por Zanzibar: Jambiani. Playas que se pierden en el horizonte, mujeres emprendedoras que innovan negocios a base de algas y un almuerzo en un restaurante fashion.
A mediodía, tras una buena dosis de mar y una comida rica en Nungwi, continuamos nuestro viaje por Zanzibar. La idea inicial implicaba parar en alguna de las playas del este, Matemwe o Pongwe, pero el miedo a encontrarnos carreteras poco transitables de camino y llegar a las tantas hizo que obviáramos estas paradas.
Igual que el primer día el recorrido nos resultó muy entretenido. A Roberto por los baches y a mi por la cantidad de gente que hay junto a los caminos. Los mercados, las casas, los niños jugando, la vida más familiar en los porches de las casas. Las dos horas se nos pasaron en un pis pas.
La anécdota del camino fue sin duda que nos parara la policía. Durante el safari en Tanzania los “saludos” policiales eran diarios, a veces varias veces al día, y a la ida hacia Nungwi también nos pararon sin mayor trascendencia.Ya llegando a Paje, a una señal de un señor uniformado Roberto paró tranquilamente en el arcén, teníamos todos los papeles listos para evitar problemas. De dónde sois, qué hacéis aquí, os gusta mi país. Hasta ahí lo esperado. Cuando ya pensábamos que nos íbamos el señor decidió pedirnos “algo para sus hijos”. No quisimos entender que fuera dinero, no llevábamos material infantil y nos despedimos cordialmente. Fue un momento raro, la verdad.

Jambiani al atardecer
Al final de la tarde llegamos a nuestro hotel de Jambiani. Dejamos el equipaje y decidimos dar un paseo por el pueblo antes de la cena. Sin duda, algo que te recomendamos que hagas si pasas por allí.
Jambiani es un pueblo de pescadores al que aún no han atrapado los tentáculos del turismo de masas. Del lado del mar están los hoteles, las casas lujosas y la mayoría de los restaurantes. Pero apenas unos metros tierra adentro encontrarás a las familias que viven en Jambiani. Las familias de las señoras que recolectan las algas, que cuidan a sus hijos, sus gallinas y sus cabras. Las que no tienen luz eléctrica ni agua potable en casa. Los niños que pasean en bici, que se cuidan unos a otros, que juegan al fútbol en un descampado. Que te saludan alegres al grito de ¡mzungu! (blanco).

El atardecer en Jambiani no es tan famoso como su amanecer. Sin embargo, el color del cielo al levantar la mirada a través de las estilizadas palmeras tiene un encanto especial. Déjate arrastrar por la sensación de paz entre los callejones con suelo de tierra, entre las casas que salpican el pueblo, entre los chisporroteos del fuego mientras se prepara la cena. No te arrepentirás.

La laguna de Jambiani
Como te decía, Jambiani es un pueblo de pescadores y “cultivadoras” de algas (¿se puede usar la palabra agricultoras cuando se planta en el mar?). Esta zona de la costa de Zanzibar tiene la peculiaridad de tener la barrera de coral a un kilómetro de la costa, generando en ese espacio una laguna de aguas tranquilas en la que, cuando baja la marea, puedes pasear sin apenas mojarte los pies.

Es en esta laguna donde se llevan a cabo las dos actividades económicas principales del pueblo. Por un lado, los pescadores, que con el tiempo están descubriendo que además de pescar tienen la posibilidad de pasear a los turistas más allá de la barrera de coral, donde el snorkel cuentan es una maravilla. Por otro lado, las mujeres que cultivan algas para venderlas después como base para la producción de productos cosméticos.

Por supuesto, a determinadas horas del día, con la marea alta, esta laguna es el patio de recreo de turistas y locales que optan por darse un chapuzón en las turquesas aguas de Jambiani. Si no hace buen día, o no tienes ganas de remojarte, siempre te quedará hipnotizarte con el suave movimiento del mar y la imposible tarea de contar cuántos tonos de azul eres capaz de sacarle al horizonte…
En cualquier caso, la suave arena blanca, la constante sensación de seguridad y los kilómetros de playa poco masificada son un excelente reclamo para quienes buscamos un ambiente playero sosegado y poco fiestero.

Restaurante The Rock, un poco de postureo no viene mal
Aunque no sea mucho nuestro estilo conseguí convencer a Roberto para visitar el restaurante de moda entre los turistas que viajan a Zanzibar. Parece una de mis exageraciones pero no, de verdad la gente recorre los kilómetros que separan Stone Town de Pingwe solo para comer y disfrutar de las vistas de La Roca.

Situado apenas a 20 km de Jambiani, el restaurante The Rock es famoso por estar encaramado sobre un peñasco en medio del océano Índico. Fotogénico como él solo, atrae a viajeros de todo el mundo deseosos de pasar en él 2 o 3 horas. Tanto es su atractivo que si estás pensando en comer en él te recomendamos que reserves porque no es muy grande y se llena.
Como curiosidad, dependiendo de la marea accederás a él andando o en barquita. Supongo que ambas opciones tienen su encanto, ¿no?

Ya te avisamos que su renombre no le viene por tener un chef Estrella Michelín, pero nosotros podemos decir que comimos muy rico. Pescado (mira, si aquí no es fresco yo me rindo) y Tambi, una pasta swahili con verduras y pescado. Y un tiramisú riquísimo también. De precio, como salir a comer un día en Madrid. Caro para estar en Zanzibar pero nada desorbitado.
El ratito postureo postcomida también lo tienes asegurado en la terraza rodeada de mar. ¿Qué más se puede pedir?
La playa de Pingwe bien merece un paseo
Una vez disfrutada la comida con vistas recomendamos un paseo por la orilla para bajar el almuerzo. La playa de Pingwe nos pareció paradisiaca, apenas nos cruzamos con algunos turistas y sí con mucha gente local, especialmente niños y jóvenes. Pachangas de chavales, recogida de conchas y muchos juegos con arena y simil-cubito de playa para hacer castillos. Nada de beach boys ni presión turística. De hecho, los únicos que “hicimos el guiri” fuimos nosotros al fotografiar a un chaval masai que caminaba a su bola. Nos habíamos cruzado con muchísimos durante el safari y en Nungwi pero con ánimo de no ser intrusivos nos habíamos quedado con las ganas de la foto.




Las algas en Jambiani: Riqueza natural
Más allá de las comidas ricas, las playas idílicas y el sosiego vacacional, nos atrajo de Jambiani la “industria” alrededor de las algas. Mujeres, porque son todo mujeres, encargadas de plantar, recolectar y vender algas que serán utilizadas en jabones, cremas y otros productos de estética. Hay dos especies que se pueden utilizar y se producen todo el año. Al recorrer las orillas de toda esta costa las verás trabajando durante la marea baja. Solas, acompañadas, ayudadas por sus niños.

Con la idea de aprender un poco más sobre alguicultura zanzibarí decidimos hacer una visita al Seaweed Center de Paje, a pocos kilómetros de Jambiani. Allí, pertrechados con unas cangrejeras y un gorro para el sol, fuimos a conversar con una de las recolectoras de algas. A pie de cultivo nos enseñó cómo se plantan las algas y cómo, en relación al calentamiento global, cada vez tienen que sembrar las algas a mayor profundidad porque con el exceso de temperatura se deterioran.

Tras la explicación de las recolección hicimos una visita por el centro de producción del Seaweed Center, donde fabrican jabones, exfoliantes y cremas hidratantes a base de aceite de coco, polvo de algas y las especias más famosas de la isla: clavo, canela, café, citronela… Una visita muy recomendable de la que, te avisamos, saldrás con algunos productos para llevar a casa.

Los monos del bosque de Jozani
Cerca de Jambiani y de camino a Stone Town se encuentra el bosque de Jozani, un Parque Nacional en el que habitan los endémicos monos colobos rojos, actualmente en peligro de extinción.
Teníamos intención de visitar este Parque Nacional pero nos enredamos con las algas y cuando nos dimos cuenta era demasiado tarde para pararnos, teníamos que llegar a Stone Town para devolver el coche de alquiler y disfrutar de otro de los homenajes de este viaje, una cena en el Rooftop Tea House Restaurant de nuestro hotel en la Ciudad de Piedra.
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