Paraty, el rincón pirata de Brasil
Un pueblo de ron y cofres de oro- 12 febrero, 2016
- América, Brasil, Vuelta al Mundo
- Posted by Candela
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Calles adoquinadas cargadas de historia, casas encaladas, islas paradisíacas y una suave brisa marina dejan claro que Paraty no es un lugar para tomarse con prisas.
Después de una intensa semana en la vorágine urbana de Río de Janeiro llegamos a Paraty, una preciosa ciudad colonial que parece anclada en el tiempo. Apenas a dos horas de la gran urbe carioca, Paraty es conocida por su vegetación exuberante y sus playas de ensueño. Su ritmo tranquilo se respira en cada esquina, con parejas que pasean de la mano entre callejuelas de vivos colores.

Un poco de historia
Paraty era un emplazamiento anodino a mitad de camino entre lo que son hoy São Paulo y Río. Con la llegada de los portugueses en el siglo XVI y el posterior descubrimiento del oro en una región cercana en el siglo XVIII, su bahía se convirtió en lugar de paso imprescindible y único puerto establecido para embarcar el oro hasta Río. Gracias al comercio y la producción de caña de azúcar y café, Paraty fue prosperando dando lugar a las hermosas casonas e iglesias que podemos admirar hoy en la ciudad.
Como suele pasar en estas ciudades, con el tiempo el comercio y el transporte tomaron derroteros distintos y Paraty se quedó congelada en la imagen de cuento que vemos hoy día. Deambulando por sus calles resulta fácil imaginar el trasiego de barcos, mercantes, esclavos y piratas que marcaron el ritmo de su época dorada.

A nosotros nos costó encontrar alojamiento, incluso tras haber modificado fechas y cancelado nuestra visita a la vecina Ilha Grande, otro de los paraísos brasileños. El Carnaval atrae a muchos turistas a Brasil pero también hace que los locales salgan de vacaciones y que, por ende, encontrar alojamiento en febrero en este país sea una odisea. Apenas tuvimos tres días para disfrutar de Paraty y la lluvia no ayudó, pero sin duda la recordamos como una de las paradas con más encanto de este país.

Paraty: Paseos con encanto y actividades al aire libre
Como decía, Paraty es sinónimo de cachoeiras (cascadas), playas y vegetación a apenas una hora de distancia, planes que se llevan mal con los días de lluvia. Afortunadamente, también ofrece unos rincones encantadores y recorrer pausadamente sus calles peatonales empedradas y sin tráfico es una experiencia para los sentidos. En Paraty hay que dejarse llevar por los colores de sus casas cámara en mano, curiosear entre los puestos de artesanía y endulzarse la vida con los dulces caseros que venden al caer la tarde en unos carritos sacados de otra época más romántica.
Si eres de buen comer también encontrarás aquí tu lugar. En los últimos años en la ciudad han prosperado restaurantes de comida brasileña e internacional más gourmet, con cartas y decoraciones de ensueño (y precios también). Pero si lo tuyo es lo auténtico, no te pierdas los mercados de pescado locales donde los productos del mar no pueden ser más frescos.
Además de artesanía y gastronomía en esta esquinita del mundo también encontrarás librerías en las que perderte durante horas. Cuando caiga la tarde y la lluvia amaine las luces tenues de los negocios captarán tu atención. Si eres un amante del ron estás de suerte, la cachaça que se produce en estas tierras tiene fama reconocida y son muchas las destilerías ansiosas por explicarte las propiedades de sus productos.

Si lo prefieres, una tarde de música y forró a los pies de la iglesia de Santa Rita, con vistas a la bahía y acompañada de una cerveza fresca o un cocktail tampoco son un plan para saltarse a la ligera. Candela descubrió en el Jorge Amado, -una bebida a base de cachaça Gabriela clavo y canela, maracujá y lima- una fuente inagotable de placer.

Paseos en barco
¡Pero ay si te sale el sol! El lugar ya se convierte en paradisíaco. Nosotros no lo dudamos. Apenas amaneció sin lluvia nos apuntamos a una excursión en barco que nos llevó por algunas islas cercanas en la bahía. Aguas transparentes, arena fina, pececillos de colores y muchas risas casi sólo para nosotros. Hazme caso y si vas no te olvides de la crema solar, para nosotros fue un día de los que marcan pero nuestra piel lo pasó regular, ¡el sol de Brasil no es ninguna broma!
Son varias las opciones ofertadas para surcar estas aguas de ensueño. La más popular sin duda son las escunas, embarcaciones de gran tamaño donde la fiesta parece estar asegurada. Nosotros que somos poco fiesteros optamos por alquilar una barca más pequeña pero que nos dio la libertad de elegir las islas que queríamos visitar y, sobre todo, mucho más tranquilos. Tuvimos la suerte de coincidir con Theo y Carolan, dos franceses viajeros con los que hicimos muchas migas y lo pasamos en grande.

Sin duda Paraty es un lugar para no pasar de largo. Déjate seducir por su naturaleza, por su ritmo pausado y por su centro histórico. Y hazlo pronto, no vaya a ser que «se modernice» y llegues demasiado tarde…